Por: Sara Valencia Giraldo, FMA
Para que la inercia nunca apague el alma, es bueno el recurso a la memoria porque de ella brotará la gratitud y la alabanza al Señor. Todo es distinto cuando miramos nuestra historia y vemos en ella las múltiples huellas amorosas de las manos del Padre. Por esta razón, es preciso recordar los beneficios y hacerse consciente de ellos, porque el recuerdo invita a la gratitud y ésta contribuye a mantener vivo el recuerdo.
Con esta motivación, las hermanas del Colegio de María Auxiliadora del centro de Barranquilla convocaron a algunas estudiantes para realizar una vigilia al culminar su recorrido escolar por la casa salesiana que las acogió durante sus años de formación. Esta noche de memoria agradecida se celebró el pasado 13 de noviembre en las instalaciones del Colegio y contó con la presencia de 53 jóvenes del grado undécimo. Sor Linda Lucía Rodríguez, coordinadora de pastoral del Colegio, compartió con “En Sintonía” esta experiencia pastoral con las jóvenes, quienes fueron acompañadas en los diferentes momentos por el grupo de hermanas que trabaja en el Colegio.
Después de crear un clima agradable y familiar con unas dinámicas de entrada, la noche se tornó en un abrazo misericordioso de Dios Padre quien acogió a las estudiantes en la celebración penitencial y ofreció su perdón abundante en el sacramento de la reconciliación.
Después de haber purificado la memoria, por el reconocimiento de la Misericordia del Padre, Se realizó una peregrinación guiada por los diferentes espacios del Colegio, con el fin de evocar y agradecer, lugares tan carismáticos que marcaron profundamente la experiencia educativa de las estudiantes: la entrada del Colegio, por la cual cruzaron desde su primer día de clase, llenas de expectativas y sentimientos; la capilla, centro de la casa, lugar de la oración salesiana sencilla y festiva, capaz de incidir en la vida; el Patio Salón, donde compartieron el recreo con las compañeras, forjaron lazos de amistad; los corredores, senderos por donde fueron acompañadas con la palabrita al oído y experimentar los valores de la espiritualidad juvenil salesiana; el Teatro, en donde agradecieron por sus dones y talentos, lugar donde se presentaron en los festivales de danzas y cautivaron al público con sus teatros, se ganaron sonrisas, aplausos; el Salón de clases, núcleo de su formación académica, en el que hicieron memoria de sus docentes, de sus compañeras de estudio, de sus logros y fracasos, en fin… Una peregrinación vivida al ritmo del canto, la oración y el silencio.
Al finalizar este recorrido por la historia tejida en cada espacio, el grupo Ministerio Escogido de la Parroquia San Pancracio ubicada en la localidad Barranquilla sur, llegó con su música a avivar la noche y permitir la expresión de los sentimientos. En seguida, algunos jóvenes del movimiento de Lazos de amor mariano dirigieron el rato de adoración que puso a arder el corazón de las estudiantes.
El último momento de la vigilia estuvo precedido por una Yincana, animada por cuatro bases de distensión y recreación en el que las jóvenes pusieron a prueba sus habilidades musicales, físicas y mentales. El culmen de la vigilia estuvo dedicado a una experiencia límite: el tiempo de confrontarse con la propia muerte. De frente al confín de la existencia, estas chicas de undécimo elaboraron su testamento y reflexionaron acerca de las huellas que están dejando en la historia por las cuales quisieran ser recordadas. Con este momento, las energías ya estaban agotadas, por eso, después de un breve reposo, la vigilia concluyó con la salida del sol y un delicioso refrigerio que despedía la noche.
La vigilia quedó grabada en sus corazones como un momento de encuentro consigo mismas, las compañeras, las hermanas y el espacio de formación salesiana. Qué rica oportunidad para hacer experiencia de lo beneficioso que es para el alma cultivar la memoria del corazón.