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Mi experiencia en la Jornada Mundial de la Juventud, Panamá 2019.

Actualizado: 25 feb 2019




Por: María de los Ángeles, estudiante del grado 11 del colegio  de María Auxiliadora Barranquilla.

 

Realmente contar qué pasó en la Jornada Mundial es muy difícil, porque una cosa es vivir la experiencia y otra muy distinta es narrarla.


Nuestra aventura inició el 22 de enero, ese día teníamos la opción de ir a tres lugares diferentes para conocer un poco más sobre la vocación y cómo nosotros los jóvenes estamos a tiempo de decidir por aquello que realmente nos va a hacer feliz, feliz a Dios y a todos los que nos rodean.

Como Inspectoría, decidimos ir a la "Feria Vocacional" en donde se encontraban expuestos por todos lados, pequeñas islas que presentaban la vocación de distintas formas y de diversas comunidades. Se pasó luego a un buen momento, gracias a la animación que allí se ofrecía y que nos motivó para cantar y compartir nuestra experiencia.


El 23 en la catequesis, nos dieron un mensaje sobre María y como nosotros podemos decirle sí a la voluntad de Dios. Como jóvenes salesianos, participamos de la fiesta mundial del MJS acompañados por la Madre Ivonne Reoungoat (Superiora General de las Hijas de María Auxiliadora) y don Ángel Fernández Artime (Rector Mayor de los Salesianos de Don Bosco) con ellos vivimos una experiencia única que nos ayudó a darnos cuenta que no somos los únicos que seguimos este Movimiento, que como nosotros hay miles que admiran a San Juan Bosco y como él quieren vivir la alegría de encontrar a Dios con el estilo de la espiritualidad Juvenil Salesiana.


El 24 fue el día más esperado, por fin íbamos a ver al Papa, por fin íbamos a sentir esa presencia tan linda de Jesús tan cerca de nosotros; queríamos correr para coger uno de los mejores puestos, estar cerca de la valla por donde él iba a pasar y escuchar atentamente cada una de sus palabras, con las que nos invitó a hacer lío y a no tenerle miedo al amor.


El 25 tuvimos el Viacrucis con el Santo Padre; era tan maravilloso ver a tantos jóvenes arrodillados sin ningún inconveniente; así no entendieran o les molestara el calor, estaban ahí hablando con Jesús, orando por cada uno de los países, por los que viven en guerra y por los que necesitan que llegue esa palabra de amor verdadero, la Palabra de Dios.


El 26 empezó el verdadero reto, desde levantarse temprano para ir a caminar mucho tiempo para poder llegar y tener un puesto en la Vigilia, hasta dormir en el suelo con animalitos pequeños y con muchísima gente; fue un reto que todos aceptamos con amor y con el que decidimos decirle SI a Jesús en nuestras vidas. El Papa Francisco quiso centrarse mucho más en el mensaje para los adultos, para que se dieran cuenta que los jóvenes no somos el futuro, somos el presente que los reta a acompañarnos y ser coherentes en su testimonio


El 27 nos levantaron con un ¡BUENOS DÍAS! a todo pulmón, quien no se despertó con ese grito, realmente no estaba dispuesto para lo que se venía (opino que muchas personas tienen pesadillas con ese grito), una hermosa Eucaristía de clausura, y esa palabra le queda pequeña, porque se sintió que estábamos sembrando la semilla de lo que deseamos lograr: evangelizar a otros jóvenes con lo que vivimos y queremos que sea pronto, que sea ¡ya! el recoger los frutos.


Realmente esperamos que muchos jóvenes vivan esta experiencia y se unan a compartir el Evangelio desde la cotidianidad, desde lo más pequeño, y que para la próxima Jornada en Lisboa 2022, sean millones de jóvenes los que participen y sientan ese verdadero amor.

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