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Un carisma compartido en corresponsabilidad

Actualizado: 24 may 2019



Por: María de los Ángeles Quiroz (postulante) y Sara Valencia Giraldo, FMA

 

Nuestra Inspectoría ha sido bendecida en los últimos días con la presencia de dos consejeras generales entre nosotras: Sor Silvia Boullosa, quien se encuentra haciendo la visita canónica y sor María Luisa Miranda, Delegada para la Familia Salesiana a nivel de Instituto, quien compartió una semana en la Inspectoría, del 1 al 9 de mayo, desarrollando varios encuentros con los grupos de la Familia Salesiana junto a sor Leslye Sándigo (delegada para los Salesianos Cooperadores) y sor Gabriela Patiño (delegada para las exalumnas).


El martes 7 de mayo a las 3:30 p.m, las Comunidades cercanas al núcleo Provincial y todas aquellas quienes acogieron la invitación de municipios cercanos a la capital de la montaña, compartimos un rato en familia junto a sor María Luisa, sor Leslye y sor Gabriela.


Al iniciar las intervenciones, se invocó la presencia del Espíritu Santo para que fuera Él quien iluminará lo que se iba a vivir. Luego tomó la palabra sor Gabriela que hizo una breve explicación sobre la identidad de las exalumnas y los exalumnos, acercándonos a los artículos de las Constituciones que hablan directamente del exalumnado y la tarea de cada FMA en la animación de este. Ella puso un fuerte acento en la responsabilidad que tenemos de promover en nuestras comunidades el grupo de exalumnas/nos, haciendo énfasis en que son parte viva de la Familia Salesiana. En un segundo momento tomó la palabra sor Leslye, explicando lo que son las asociaciones de SSCC y ADMA, manifestando que los SSCC (Salesianos Cooperadores) es una asociación aceptada por la Iglesia y ADMA (Asociación de Devotos de María Auxiliadora) es un grupo conformado por varias edades. En la actualidad, existe ADMA adultos, ADMA jóvenes y ADMA niños. Sor Leslye hizo hincapié en este último, pues desde las edades más pequeñas se debe infundir el amor a María Auxiliadora.


Sor María Luisa dejó para el final el vino bueno, haciendo un preámbulo a lo que se va a vivir en el Capítulo General XXIV. De esta manera, nos presentó el documento preparatorio y sus capítulos: el primer capítulo tiene como título “Y estaba ahí la Madre de Jesús”, el segundo capítulo “No tienen vino” y explicaba que se debe acrecentar en cada una un corazón de Madre como María, el tercer capítulo “Haced lo que él os diga” y el último capítulo “Después bajó a Cafarnaúm con su madre, los hermanos y sus discípulos”, invitaba a cada una de las hermanas a tener una actitud de apertura a los cambios y a preparar con mucho entusiasmo, pero también con la oración el Capítulo Inspectorial y abrirse a expresar su opinión como fuente de enriquecimiento tanto para el Capítulo General como también para el Inspectorial, pues “en este acontecimiento, están involucradas todas las FMA y las comunidades educativas, “participando con su oración, su estudio y sus propuestas” (C 135).


La invitación final fue a abandonarnos en manos de María para que, como en Caná, nos ayude a escuchar lo que Jesús nos dice, para transformar el agua de nuestra cotidianidad en el vino bueno de una nueva fecundidad vocacional.

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