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Un tesoro en vasijas de barro.Encuentro de junioras. Abril 16 y 17.




Por: Sor Laura Cifuentes Ríos

 

Los días 16 y 17 de abril en la Semana Mayor y después del encuentro con sor Silvia Boullosa, las junioras compartimos unos días de profundización e interiorización frente a la crisis en la vida religiosa. Acompañadas por sor Olga Lucia Vélez y sor Yolima Posada, el encuentro tenía como objetivos continuar la reflexión sobre la crisis haciendo énfasis en la crisis afectivo-sexual y la revisión del itinerario del juniorado desde las orientaciones para el juniorado.


El primer día, sor Olga Lucía hizo la introducción resaltando la importancia de reconocer la vocación como don. Pero a la vez este don que se concede a la persona va acompañado de la fragilidad propia, la cual lleva al contraste entre lo que se es y lo que debería ser. Al identificar aquellas actitudes que no favorecen un auténtico camino de seguimiento se toma la propia vida y se avanza con un deseo profundo de cambio, por ello es importante reconocer aquellas áreas de la personalidad humana que implica que siempre se esté en continuo crecimiento: Identidad, afectividad y vocación.


Para profundizar un poco se trabajó en el documento CRECER EN EL AMOR, donde se describen las características propias de la edad de las junioras y las posibles crisis y formas de afrontarlas de acuerdo a los dinamismos psico-afectivos que se viven en esta etapa.


En horas de la tarde se escuchó una conferencia del padre Amedeo Cencini titulada PLANO INCLINADO, quien advierte como prevenir y estar atento ante una situación de dependencia afectiva y frente alguna actitud que no es propia de la vida consagrada que puede presentar ambigüedad en la opción. Un día de fuerte confrontación donde cada una pudo hacer examen de su vida afectiva-sexual para tener mejores herramientas, poder conocerse y dar una respuesta más auténtica.


En el segundo día, sor Yolima Posada inició su charla con un ejercicio muy interesante. ¡Un huevo! A cada una de las hermanas nos entregó un huevo, el cual teníamos que cuidar a lo largo del día, no soltarlo, ni olvidarlo. Así es la vocación, así es la vida afectiva que cada una lleva, un don, algo frágil que es necesario cuidar. Retomando lo visto el día anterior, sor Yolima comenzó aclarando términos para trabajar la dimensión afectivo-sexual, especialmente para diferenciar sentimientos y emociones, pulsiones y gratificaciones. La afectividad, muchas veces es abordada con miedo, pero es necesario asumirla con libertad y cuidando el don de la castidad.


Sor Yolima presentó cómo vivir la sexualidad dentro de la vida religiosa: como carencia que lleva a la esclavitud, a no auto trascenderse en el amor, o vivir una sexualidad en potentica vivida con responsabilidad, respeto por sí mismo y el otro, capacidad de entrega gratuita. Esto con el fin de reconocer que la dimensión psicoafectiva debe llevar a la consagrada a amar según la opción que es Cristo.

Se tocó el tema del celibato y las compensaciones que en ciertos momentos pueden darse en la vida de la religiosa joven, también los mecanismos de defensa que se pueden presentar tanto inmaduros como maduros, conscientes que la persona está en crecimiento. Se concluyó el encuentro con un momento de oración y compartir en la capilla, cada una con su huevo, unas con él quebrado, pero aun así representando la vida de cada hermana que está viva y dinámica, en camino de santidad.


“Sólo se es realmente virgen al final de la existencia, cuando todos nuestros deseos desemboquen con toda su carga en el mar abierto del encuentro con Dios, el eterno amante, el eterno enamorado, el verdadero amor”.

A. Cencini

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