En la peculiar familia Beliér, todos son sordos menos Paula, que tiene 16 años. Ella es indispensable para sus padres en el día a día, sobre todo para el funcionamiento de la granja familiar. Animada por su profesor de música que ha descubierto en ella un sorprendente don para el canto, la chica decide preparar la prueba para un concurso de radio. Una elección vital que podría significar alejarse de su familia y un paso inevitable hacia la edad adulta para luchar por su propio sueño. ¿Podrán los Beliér sobrevivir sin quien ha sido siempre sus labios, sus orejas… o triunfará el espíritu de una familia que haría cualquier cosa para seguir unida?
1. Para pensar desde la CONTEMPORANEIDAD
1. Hay un equilibrio difícil en todas las familias, cuando crecen los hijos. ¿Cuándo deben volar? ¿Cuándo dejan de ser niños? ¿Cuándo tienen que tomar sus propias decisiones?
2. El papel del profesor de música refleja muy bien la idea de vocación, ¿en qué consiste ser de verdad un educador que pueda sacar lo mejor de la gente?
2. Un proyecto de vida en CLAVE BÍBLICA
“Llegándose el que había recibido cinco talentos, presentó otros cinco, diciendo: ‘Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes otros cinco que he ganado’. Mt 25,20
Cada uno de nosotros ha recibido de Dios unos talentos específicos para ponerlos a dar fruto en su proyecto de vida. ¿Qué estoy haciendo con mis capacidades? ¿Las estoy haciendo rendir constructivamente? ¿O las estoy desperdiciando como el perezoso de la parábola que enterró su talento?
Los discípulos de Jesús tienen conciencia de que todo lo que tienen es un bien que le ha sido dado. Lo recibido es un encargo, una responsabilidad. De lo que cada discípulo “haga” depende la realización de su vida, el logro de la plenitud de su existencia que es la comunión total y definitiva con su Señor.
3. MAÍN: UNA DECISIÓN QUE LA PONE EN CAMINO
La joven María ante la propuesta de Don Pestarino de ir a vivir a la Casa de las Hijas de la Inmaculada no sólo se decidió en seguida a pasar a la nueva casa, sino que, radiante de alegría, exhortaba a las demás a que la siguieran, feliz de encaminarse a la consecución de su ideal de poder vivir de su propio trabajo y consagrar toda su vida al bien de la juventud. Esta elección le implicó dejar a su familia, sus padres pensaban otros planes para ella, su Madre deseaba más bien que se casara y su padre también deseaba que continuara en casa pues, aunque delicada de salud, era un gran apoyo para ellos. Finalmente, José dice a su esposa: “¿Qué quieres que hagamos? Los hijos deben seguir su inclinación y los padres sólo podemos oponernos si obran mal… el camino es bueno, creo que podemos estar tranquilos”. María pudo “volar” gracias a su firme decisión: “he elegido a Dios para siempre”, decisión que la sostuvo hasta el final y la hizo dar siempre lo mejor de sí en el lugar donde Dios la llamaba a dar fruto. Dio lo mejor de sí en su familia, en la parroquia, como Hija de la Inmaculada, como Hija de María Auxiliadora. (Sor Liliana Montaño Díaz, CBN)